El Cometa Verde
El cometa verde está a punto de ser visto en el norte de Europa, dependiendo de los cielos si nos dejan verlo o no. Es un cometa que pasa cada mil años; es decir, quizá cuando Cristo estaba en Palestina vieron pasar el cometa, y la segunda vez quizá el año 1000 de la era cristiana.
Es interesante pensar en los años atrás, parecen tan lejanos, y sin embargo algo nos hace recuerdo de que no están realmente tan lejos. Recordamos gracias a la herencia de historia que tenemos que parte no sólo de los documentos históricos, sino también de las memorias de nuestros antepasados
Esto, por supuesto, toca a la memoria. ¿Cómo recordamos y a que se debe dar más fuerza a ciertas memorias?
Las respuestas a estas dos preguntas son bastante diferentes. La primera se puede responder que recordamos porque nos hacen recordar lo que se quiere que recordemos, por ejemplo, recordamos el nacimiento de Jesús en un pesebre, porque esa memoria nos ha hecho ponerla en la actualidad de la memoria, no hay parte del mundo donde no se recuerde el nacimiento del Salvador. Simón Bolívar, Jorge Washington, Lincoln, el Che, Gregorio Lanza, las mujeres de la Coronilla, Katari, el tambor Vargas; sigamos recordando y encontramos que recordamos casi obligados a recordar. Esto se puede llamar de muchas maneras, una de ellas es la manipulación de la historia o más bien la selección de lo que se nos incentiva recordar. Pronto recordaremos los años del Evo como recordamos los años de Víctor Paz o de Jaime Paz o de Villarroel y Warisata y los movimientos indígenas en los años 40. El Juancito Pinto y los angelitos blancos de nuestros cuadros.
Ahí vemos cómo de verdad la historia se nos hace ver como esa especie de saber, a lo que pertenecemos y lo que somos gracias a lo que fuimos. Y viendo los angelitos, ¿acaso hay angelitos negros? ¿Acaso se recuerda la esclavitud como existente durante la república en todos los países de la América? ¿Acaso sabemos que Bolívar tenía miedo de los esclavos libres y rechazó el apoyo de los libertadores haitianos de su yugo francés? Poco se habla de cómo se concebía la liberación del yugo español, poco se nos cuenta de los luchadores por la libertad y cómo ellos también tenían memorias selectivas y objetivos claramente libres, pero oprimiendo a los que incluso la biología y las ciencias los veían como “No humanos “cien por cien, sus genes, su estructura ósea, su color, su rebeldía y sumisión se medían dentro de los marcos determinados por una historia ya racista y ya segregacionista, ya machista y patriarcal.
¿Cómo entonces cambiamos la percepción y la asimilación de una cultura heredada, injusta, racista, machista y fundamentalmente segregacionista?
Pues la cambiamos con una nueva actitud con una actitud que abrace y no separe, que pregunte y no asuma.
El cometa verde viene y casi nos encuentra igual que hace mil años.
¿Acaso no podemos cambiar y hacernos más humanos de verdad? Seguir investigando, haciendo historia de verdad y enseñando a dudar de lo que parece una verdad total y absoluta.
Los cometas no son enviados por Dios ni por un ser supernatural. No, señor. Son trozos de hielo y metales y que son expulsados por fuerzas gravitacionales.
No traen ni buena suerte ni mala. Son sólo eso: fenómenos físicos que, claro, nos dan la oportunidad de hacer cuentos. Por ejemplo, el cometa verde nos trae nuevas de mejoras climáticas o que por ser verde trae esperanza.
Columnas de CARLOS F. TORANZOS