Las niñas y adolescentes embarazadas en 2023
Cada día de 2023, en Bolivia se embarazaron 61 niñas y adolescentes. De ellas, más de tres tenían menos de 15 años. Es decir, en promedio, cada 23 minutos una menor queda encinta, y es obvio que eso ocurre sin que ella ni su pareja lo hayan deseado.
Esas cifras derivan de los datos oficiales registrados entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2023, y reflejan una realidad de complicadas consecuencias para las 22.177 adolescentes y niñas (1.302 menores de 15 años) que se embarazaron en ese periodo.
Son datos recopilados por el Servicio Nacional de Información en Salud - Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud y Deportes y que fueron divulgados ayer por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés).
Esos datos incluyen sólo a las adolescentes que se realizaron controles prenatales. Es decir que los números reales de embarazos de bolivianas 10 a 19 años son difíciles de estimar con precisión.
Si bien el número de adolescentes embarazadas en Bolivia se está reduciendo en los últimos años —en 2022 el promedio diario fue de 97 casos, uno cada 15 minutos—, un reciente informe del Unfpa señala que el país se ubica entre los siete con las mayores tasas de embarazo adolescente en América Latina y el Caribe.
Se trata, sin duda, de un drama que aflige a numerosas familias bolivianas, muy especialmente, en las zonas rurales y los barrios más desatendidos de las ciudades.
Es un drama porque, como lo constata el estudio Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en Bolivia, publicado por el Unfpa en 2022, “el embarazo en la adolescencia impacta definitivamente en el desarrollo social y económico de las mujeres. Sus efectos generan inconvenientes y se extienden tanto a nivel individual (nivel de educación alcanzado, participación laboral e ingresos actuales y futuros, pero principalmente en el nivel de desarrollo humano y calidad de vida de las afectadas) como también a nivel agregado (prestaciones de servicios de salud y recaudación de impuestos de manera directa e indirecta)”.
Esa realidad sería diferente si las menores —especialmente las de estratos sociales menos privilegiados— pudiesen decidir con libertad cuándo embarazarse. Y eso sería posible si existiesen más iniciativas como la de la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica) que trabaja en los municipios de La Paz, El Alto, Cochabamba y Sacaba en la prevención y reducción del embarazo adolescente y el mayor acceso a información sobre salud y derechos sexuales y reproductivos.
Acciones como esa tendrían mayor impacto si los adultos superásemos nuestros prejuicios para hablar abierta y francamente de sexualidad con las y los jóvenes.